miércoles, 17 de julio de 2013

Martín o Martina e infinidad de puntos suspensivos....

Martina, o Martín, pues su género carecía de importancia, existía desde siempre a pesar de no haber nacido todavía. Había sido imaginada tantas veces en tantos planes, que se podía decir que sabía hacer de todo sin que nada hubiese hecho.
La imaginaban paseando por el campo, recorriendo las montañas o nadando en el mar como la sirena varada de la que provenía. Otras veces, la imaginaban también con unas tijeras para niños, con las que recortaba fotos y dibujos de revistas, y las pegaba en cartulinas de colores construyendo collages absurdos pero bonitos que estimulaban su imaginación, al tiempo que -pensaban sus imaginadores-iba moldeando el adulto lleno de personalidad e ideas sorprendentes con las que los que la rodeaban nunca se aburrirían ni dejarían de sorprenderse y adorarle.
La imaginación la volvía otra vez bebé recostando su cabeza sobre "Chula", la perrita de la familia, inseparable compañera de juegos y aliada insobornable.
Aprendía a montar en bicicleta y se hacía daño en las rodillas, aprendía a nadar en la playa, aprobaba y suspendía….. La imaginaban también, a ella, a él y a ellos, sus imaginadores, hablando en varios idiomas que ella era capaz de dominar, allanando de esta forma su futuro. Imaginaban muchas cosas, y la mejor de todas ellas era que Martina o Martín, Martín o Martina, podían ser el protagonista de todos y cada uno de aquellos sueños…….

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