domingo, 4 de diciembre de 2011

La sirena por fin


Por primera vez se sintió verdaderamente afortunado. Y por primera vez también, ya no deseaba  seguir caminando sin destino, avanzando sin llegar; porque para llegar, y eso empezaba a presentirlo ahora, es necesario saber a dónde se va.
Con una extraña mezcla de satisfacción e impotencia, la admiró desnuda en aquella su postura favorita. Sentada y apoyada sobre su mano, se giraba hacia él y se adueñaba de su voluntad poseyéndolo con su sonrisa. Deseó ser pintor para pintarla, para captar aquel momento que sabía único, y de nuevo se sintió afortunado por estar allí disfrutando en exclusiva de aquel cuadro. Siempre había pensado que los cuadros tenían vida propia y que de alguna manera proyectaban su arte hacia el que sabía mirarlos. Aquel cuadro estaba proyectando sólo para él y, en aquel momento, se supo el hombre más afortunado del mundo. En aquel momento, se sorprendió al encontrar el sentido a tantas cosas; a todas las cosas...

2 comentarios:

  1. Creo que, de seis meses a esta parte, no había oido, o leido, una mejor definición del arte. Como decía alguien muy querido, "cada obra busca su dueño, es como un amor a primera vista. Te llama y te quedas con ella, si puedes". Tu, como digo siempre, tienes la suerte, hasta en esto, de poderte quedar con, lo que es para ti, tu obra maestra. Pocos pueden decir lo mismo. Estás en un momento de tu vida irrepetible. Te lo has ganado a pulso y además tienes el don de explicarlo con unas metáforas envidiables. Hasta yo, que nunca he sido una "buena persona" al uso, me alegro de tu felicidad, de corazón.

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  2. Nada que añadir Carmen, ¿para qué?...:)). Gracias, otra vez....

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