miércoles, 14 de julio de 2010

Los universos de Arsenio

Arsenio era un tipo normal o eso creía. Consciente de sus defectos y también de sus peculiaridades había llegado a una curiosa conclusión acerca de si mismo que le permitía considerar razonablemente equilibrada la diferencia entre sus defectos y sus virtudes y, hasta cierto punto, había conseguido llegar a gustarse casi tanto como para aceptarse. Esa conclusión provenía de una reflexión sorprendentemente brillante y acertada pero, como cualquier análisis de los que todos hacemos acerca de nosotros mismos, este no estaba exento de cierta parcialidad y por supuesto de preguntas nacidas a partir de respuestas con el único fin de reafirmar a estas y no al revés que es para lo que nacen las respuestas, para servir a las preguntas. Esta conducta frecuentemente traiciona a las personas inteligentes una vez que sin saberlo - o al menos sin saberlo conscientemente - han decidido ponerse manos a la obra con el fin de meterse en algún lío. Arsenio era inteligente, y mucho, tal vez demasiado para su propio bien pero no era listo; tanto era así que ni siquiera sospechaba que pudiese existir diferencia alguna entre los inteligentes y los listos.
-"Una persona es normal o deja de serlo - reflexionaba una y otra vez - lo si se la compara con otras ya que si no hubiese nadie mas alto que yo pues yo no sería un enano y si no hubiese nadie más guapo que yo pues yo no sería feo y si yo no fuese el más.....". Y en estas andaba día tras día desde que tenía memoria reconfortado con la certeza absoluta y , no sin falta de razón, de que el ser más perfecto de su universo particular, que era su casa, era él dado que vivía solo y era por tanto el único que habitaba aquel universo sin que hubiese nadie con quien salir mal parado en una poco probable comparación. Tan desarrollada tenía la argumentación tras tantos años repitiéndola que estaba plenamente convencido de ella.
-"Sí todas las personas midiesen 1,40 cm . - se repetía - yo sería altísimo y si todas las personas midiesen 1,50 cm yo sería normal, si todos los hombres tuviesen.....si los demás fuesen....". Conseguía así eludir la tozuda realidad sin percatarse de que eran muchas otras cosas las que lo hacían diferente. Todo se desmoronaba al abandonar su universo cuando salía a la calle a trabajar y se adentraba con ello en el universo de los demás, en el universo que mostraba el suyo tal cual era, el universo de las comparaciones y los espejos, el universo en el que los golpes de realidad eran verdaderas ráfagas de luz ineludiblemente aclaratoria.
Hacía mucho tiempo que había empezado a andar al revés, marcha atrás. Siendo un maniático de la puntualidad, sostenía la indiscutible pero extraña teoría de que así era imposible llegar tarde a ningún sitio dado que no iba a ninguna parte sino que en todo caso venía de ella .
Cada día Arsenio se ponía su traje de alpaca perfectamente inconsciente de que la gente de corta estatura,  congenita y generalmente, era incompatible con la elegancia y lejos de intentar suavizar aquella incompatibilidad la resaltaba aún más con los discutibles brillos que emitía el tejido. A ello poco ayudaba un carrito de la compra, inmenso en su universo particular, normal en el de cualquier otro, en el que arrastraba la mercancía con la que se ganaba el sustento. Arsenio "ÚTILES DE ENVOLTURA Y ADEREZO PARA EL COMERCIO" rezaba su pretenciosa tarjeta de visita. Sí en algo no se engañaba era en que aborrecía su trabajo pero este le permitía ser libre y andar hacia atrás dos cosas que, a estas alturas de su vida, no consideraba negociables.
Los lunes solía reservar su primera visita para el cliente más difícil y verdaderamente lo era debido a la coincidencia de dos elementos inversamente proporcionales. El primero de ellos era la inteligencia innata de Arsenio, cualidad esta que ya hemos reseñado anteriormente, el segundo era el espeso y poco fluído tránsito de ideas y/o reflexiones que conformaba el pensamiento de Valeriano. Este, industrial carnicero,  como se definía a si mismo, era uno de esos tipos que intentan convencer a la humanidad de que les ha nacido un peluquín en la cabeza. A ello se unía un colgante de dudoso gusto que llevaba apretándole el gaznate o quizás sería mas acertado decir que era el gaznate el que apretaba al colgante, el cual además de conferirle un aspecto realmente estúpido, hacía de él un sujeto facilmente identificable para la gente de la noche en la cual él, equivocadamente, creía moverse con soltura y naturalidad. "Como pez en el agua-decía él-los chavales a mi lado no dan pez con bola", tan sólo era, en realidad, un blanco fácil para cualquiera de los incontables oportunistas que pueblan la noche siempre dispuestos a aguantar a un idiota a cambio de otra copa.
-Buenos días señor Valeriano, está usted cada vez más joven -mintió Arsenio sin ningún reparo- mientras empujando la puerta marcha atrás, se liaba intencionadamente con el carrito y aquella desesperante y casi infranqueable cortina compuesta por tiras de cuentas de plástico. Conseguía así dos cosas que había comprobado resultaban muy interesantes en su labor diara. La primera era parecer idiota y la segunda, consecuencia de la primera, era situar a los clientes en una posición de supuesta superioridad con lo cual estos bajaban la guardia y resultaban más vulnerables en el desarrollo de las transacciones.
-Buenos días hombre, dijo el de la alimaña en la cabeza con aire de suficiencia y aplicando a sus palabras un tono que añadía palabras no verbalizadas pero si arrojadas a la cara como un guante anteponiendo en este caso a la palabra hombre el adjetivo "pobre".
- Le traigo lo que me pidió el otro día, Don Valeriano, espero que sea de su agrado. Quinientas etiquetas adhesivas de 50 x 40 con su anagrama y dos fardos de papel de envolver personalizado. Son doscientos cincuenta euros, como acordamos, dijo preparándose una vez más para el previsible tira y afloja.
- ¿Doscientos cincuenta euros?- arremetió el otro- habrá que ajustar ese precio un poco, ¿no te parece?, dijo sacando un fajo de billetes del bolso de la camisa y esperando con ello poner nervioso al contrincante.
Arsenio, harto de repetir la misma situación durante años había escogido los lunes para visitar a aquel imbécil por dos motivos: uno era el pasar el resto de la semana tranquilo y el segundo era que Valeriano solía salir la noche de los domingos con lo cual su tráfico neuronal los lunes era aún menos intenso de lo habitual con lo que resultaba un contrincante aún más fácil contra el que Arsenio no necesitaba emplearse a fondo, evitando así correr el riesgo de ser descubierto. Lejos estaba Arsenio de descubrir que aquellos enfrentamientos hubiesen sido una ocasión inmejorable para comprender la diferencia entre listo e inteligente. Conocedor de los siguientes pasos de una partida que había jugado tantas veces mintió:
- Pero señor Valeriano me lleva usted a la ruina, no le puedo bajar nada, dijo poniendo la mayor cara de pobre imbécil de la que se sintió capaz.
-Mira chico, hay aquí dinero, dijo blandiendo el fajo un lunes más delante de las narices de Arsenio. O lo tomas o hay otros proveedores deseando trabajar con esta casa -amenazó-. "Como si aquella fuese la operación del siglo", pensó con desprecio el hastiado proveedor.
- Bueno se lo puedo dejar en doscientos veinticinco pero la próxima vez tendrá que firmarme los pedidos porque esto no puede ser, ¿eh?, se lamentó de puertas afuera, felicitándose por haber incrementado el precio previamente .
- A vosotros ya os conozco yo- dijo el matarife pasándose ridiculamente un pañuelo por debajo de su peluda mascota- a nada que se os da la espalda ya estáis robando. Anda, déjalo todo ahí y no me hagas perder más tiempo, sí es que......
Fue durante uno de estos rifirafes con el del cadaver capilar cuando había conocido al siguiente cliente de su lista de visitas cada lunes. La visita era complicada pero en un sentido absolutamente diferente a la del carnicero.
Teresita era una de esas mujeres que se pongan lo que se pongan siempre parecen vestir un traje de novia de camuflaje. Tenía tan poca energía y carácter que si no fuese por su bonito trasero su expresividad podría compararse a la de un botijo. Y viene a cuento la relación entre su trasero y su expresividad, tan aparentemente carente de sentido, ya que Arsenio siempre decía que el único instante en el que Teresita tenía lenguaje corporal era cuando daba la espalda. Arsenio se preguntaba para que quería tanto papel de regalo la dueña de un hotel y prefería seguir sin entenderlo ya que ello conllevaría aceptar lo que ella intentaba adquirir en  realidad. Sobre la mesa de su despacho tenía una foto en la que se la podía ver vestida de novia en una boda que nunca se había celebrado y, cada vez que la veía, él no podía evitar preguntarse como habría hecho el fotógrafo para enfocar, disparar y arrojar el arroz al mismo tiempo dado que Teresita tampoco tenía amistades. Deducía Arsenio, no con demasiado esfuerzo, que él, encontrándose allí tan lejos de su universo y tan dentro de el de ella, tan sólo era para Teresita "lo que había, lo que quedaba".
- Que duro es estar sólo Arsenio- volvió ella a la carga un día más- el hombre y la mujer nacieron para estar juntos y no solos, separados.
Arsenio, ingenuo por naturaleza, ya hemos dicho que era inteligente pero no listo, no podía dejar de maravillarse al pensar que aquel trasero tan maravilloso y aquella mujer, sin gracia pero ni mucho menos fea, podría ser para él en cuanto quisiera. Bien es cierto, que acudía siempre en su auxilio el quijotismo innato que le impedía aprovecharse de alguien tan condicionado a la hora de elegir pretendiente como era Teresita .
- Bueno mujer, es cuestión de acostumbrarse y además, los que ya llevamos mucho tiempo solos y hemos alcanzado una edad, o nos ha alcanzado la edad a nosotros- dijo, escapándosele un brote de inteligencia en público, cosa poco conveniente tratando con clientes, como bien sabía por amarga experiencia- ya tenemos nuestras rarezas y nuestras costumbres que a veces no son negociables. Además, yo la veo a usted sola porque quiere, que seguro que candidatos no le faltan.
- Candidatos claro que ha habido y hay- mintió ella- pero el que yo quiero no parece darse por enterado. Verá usted Arsenio- dijo ella decidiendo pasar al ataque más frontal jamás emprendido- no tiene sentido seguir prolongando esto, hoy es el día, quiero confesarle algo Arsenio, llevo tiempo queriendo decírselo pero hasta ahora no me he atrevido a pesar de los años que hace que nos conocemos. Supongo que se habrá preguntado mas de una vez para que quiero tanto papel de regalo cuando en un hotel no se envuelve absolutamente nada y menos para regalo.
Nuestro hombre, con un gran sentido del ridículo, propio y ajeno, y temiéndose la perdida de dignidad que se avecinaba por parte de Teresita apenas consiguió decir: "No por favor Teresita, piense bien lo que va a decir, yo a usted la aprecio mucho pero....."
- Déjese de tonterías y tómeme Arsenio, dijo ella melodramáticamente arrancándose el vestido el cual, sorprendéntemente, se desmontó en dos partes, la delantera y la trasera,  unidas mediante un sistema de velcros, como los vestidos de las strippers. Con una rapidez felina que sorprendió a Arsenio, Teresita se avalanzanzó sobre el pobre enano.
Abandonando el carrito y sorprendido por un desconocido instinto que le hizo correr hacia adelante por primera vez en muchos años Arsenio corrió, corrió y corrió durante horas. Ya al poco de empezar al instinto natural que le hacía avanzar hacia adelante se le unió otro instinto inesperado, el adquirido, que hacía que por cada tres pasos en la dirección "normal" Arsenio diese otros dos hacia atrás caminando así un poco en la dirección del universo de cualquiera y otro poco adentrándose en el suyo propio con lo cual pasadas varias horas aún no había conseguido abandonar la calle del hotel. Y mientras esto hacía, comenzó a encontrar sentido a aquel nombre con el que le habían bautizado y que tanto le disgustaba y ese sentido a su vez le proporcionó la solución al maldito conflicto de los universos y las comparaciones tras el que siempre salía malparado. Sería una labor larga y en cierto modo dolorosa, a veces peligrosa pero "cuando acabe- pensaba- no volveré a ser bajo ni feo ni simpático ni antipático, ni en mi casa ni en la calle ni en ningún otro sitio porque sólo quedará mi universo y no quedará nadie con quien compararme. Lo he tenido delante de mis narices todo este tiempo y no he sido capaz de verlo, lo llevaba en el carnet de identidad, tan sólo se trataba de intercalar una miserable letra "C" entre las que forman mi maldito nombre- reía divertido- Conseguiré ser normal, conseguiré ser el único normal, ¡¡¡conseguiré ser el único!!!"- vociferaba entusiasmado- provocando miradas de recelo en los viandantes que sorprendidos veían a aquel hombrecito con mirada peligrosa que corría de una forma tan peculiar, sin apenas avanzar.....































3 comentarios:

  1. He conocido al autor de este blog por pura casualidad, como a tantos otros, en FB, pero, como en todo en esta vida, incoscientemente, vas haciendo una especie de criba y vas quedándote con la gente mas afín a tu modo de pensar, a tu sentido del humor, a tus aficiones, dejando de lado, cuando vale la pena, las creencias políticas, con unas discusiones que no nos llevan a ningún sitio y nos restan tiempo para ocuparlo en algo que nos aporte algo de, llamemosle cultura, de alguna manera. Leer siempre es cultura. Sin dispersarme mas, tengo que decir que este blog ha sido una nueva sorpresa para mi, de las muchas que me he llevado conociendo día a día a s su autor. Siempre le he dicho que no dejaría de sorprenderme, pero esta vez ha puesto el listón muy alto. Sus relatos cortos, su ironía absolutamente surrealista, ha sido una delicia, para mi, muy aficionada a este tipo de lectura y con un sentido del humor que, rara vez, comprende la gente. Sigue escribiendo, no lo dejes jamás. Sé consciente del don que ello representa. A mi me produce una envidia, nada sana, por cierto, y en este momento, aunque a muchos pueda parecerles exagerado, te admiro todavía mas. Espero seguir leyendote. Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Carmen,con seguidoras como tú no hece falta abuela :)). Es un honor que una persona como tú opine así acerca de mi. Un saludo para ti!

    ResponderEliminar